Hay titulares informativos y noticias que me producen ganas de vomitar, que me generan mala leche, y ante los cuales me encantaría gritar a los cuatro vientos ¡sois unos jodidos cerdos!
«El plástico genera empleos verdes en todo el mundo».
Este es uno de esos titulares que abren sesiones de noticias y que dejan en evidencia la continua manipulación a la que es sometida la sociedad. Una sociedad que necesita despertar para poder ejercer su verdadero poder en la escala de consumo.
Primero se encargan de dirigir el mercado llevando a toda la sociedad, en mansalva, a los grandes centros comerciales. Grandes espacios de consumo subversivo, en los que, por el bien de la salud y de la higiene, nos presentan productos encapsulados en decenas de bolsitas de plástico.
Lo hacen por nuestro bien, porque destinar, semanalmente, tiempo para acudir a comprar a la tienda de debajo de casa es perder el tiempo, energía y dinero. Nos lo muestran con jodidas estadísticas, de nuevo, sujetas en la más rancia de las manipulaciones.
Segundo, nos muestran más números que indican que tenemos los océanos llenos de plásticos porque somos unas cerdas irresponsables. Nada de mencionar los perjuicios medio ambientales que generan muchas industrias, ni las consecuencias que reproduce sostener el consumo desorbitado de la globalización.
Una vez evidenciado el desastre, despertada la culpa, y acercarnos al terror con más datos que sólo sostienen sus sucios dedos, aparecen en escena cual superman para salvarnos del apocalipsis.
Lo hacen volviendo a manipular el mercado, otorgando subvenciones a empresas que debían haber sido sancionadas y poniendo en cabecera o portada a sus directivos como ejemplo icónico.
Primero nos guían hacia el lugar en el que quieren tenernos, después nos culpabilizan del desastre global, tercero nos aterrorizan y por último, llegan para salvarnos cual iglesia católica en las nuevas indias.
Este es su juego y estas son sus trampas. Conocerlas es importantísimo para no dejarse arrastrar por las corrientes de opinión y elección que generan, y para neutralizarlas con nuestros actos.
No se trata de boicotear. Para mí, se trata de tomar consciencia y elegir nuestro propio camino. Sólo de ese modo se pueden ver obligados a moverse en una dirección que inicialmente no les resultaba tan cómoda.
Vuelvo de nuevo al titular, “El plástico genera empleos verdes en todo el mundo”.
En él, el sistema une dos frentes sobre los que nos ha llevado al colapso. Por un lado el consumo de plástico y por otro la desmembración del mundo laboral. Todo aderezado con términos que nacen de la revolución más consciente y que el sistema toma como suyos en su cruzada propagandística.
Verdes se les tendría que poner la cara por la poca vergüenza que tienen y por el ejercicio de manipulación constante sobre el que sustentan su estatus social.
Aunque bien es cierto, que éstas, son ignorantes marionetas de otras pocas, que están jugando desde de la sombra mientras comen palomitas bañadas en oro.
Para mí, empleo verde es aquel que se ocupa de la producción atendiendo todo el proceso. Aquel que no necesita ocuparse en exceso de lavar la mierda que generan sus sistemas productivos, sino que lleva su cadena de producción a la cota cero de insumos. Y si algo queda en el restante, incorporarlo de nuevo al proceso productivo con alianzas.
La limpieza de nuestros actos está en manchar el mínimo posible. Y esto sí que nos ahorraría tiempo, energía y dinero. Y no sólo a título individual sino colectivo también.
Llevando a la sociedad de la supervivencia a la adaptación,
y de la adaptación al desarrollo, y del desarrollo a la evolución real.
Este titular refleja el mítico lavado de cara que el ser humano de cúspide está acostumbrado a hacer. Pero repito, no está nada escrito, nosotras somos el eslabón más importante de la escala de consumo.
Necesitamos aprender a consumir con consciencia evolutiva.
Necesitamos aprender a bloquear sus estrategias.
Necesitamos aprender a consumir, qué, cómo y dónde, para dejar de dorarles la píldora y empezar a generar redes de consumo que refuercen a nuestros iguales, aquellos individuos que el sistema coloca en la base de su pirámide.
Ejercer en libertad, cuando ésta ha sido convertida en una mera transacción económica, no es sencillo, pero tampoco es difícil.
Sólo necesitamos poner consciencia a nuestras prácticas para despejar el camino.
Pero sin estas prácticas diferenciadas de estas inercias dirigidas, siempre seguiremos en el mismo lugar, aquel en el que el sistema nos quiera colocar. Y nuestra representación en este juego será la de peones, piezas que potencialmente sirven para abrir brechas sociales, para que otras puedan seguir manteniendo su estatus de torre, alfil o rey.
No basta con quejarse, no basta con señalar, no basta con agitarnos y despotricar contra las que pretenden controlar y dirigir a su antojo el mundo.
Tu palabra cuenta, pero más aún cuentan las acciones que ejecutas. Tus acciones, simples y al alcance de tu mano, son las que determinan quién eres, cuáles son tus principios y la voluntad real de no seguir siendo un simple peón.
Con tus acciones sencillas puedes seguir avanzando hasta el final del tablero y convertirte en reina.
Y entonces, sí conocerás la auténtica libertad de movimientos.
…